El potrero reverdece y el caballo sigue igual de famélico

 

Mouris Salloum George*

Los picos de ganso del monopolio futbolístico mexicano tienen dos formas de decir las cosas sobre las actuaciones de la selección “nacional” de futbol. Cuando pierde el seleccionado: Estos pinches ratoncitos verdes la volvieron hacer. Jugaron como nunca; perdieron como siempre. Otra vez el ridículo.

 

Si el balón se alineó en favor de “los aztecas” y lograron la victoria sobre Jamaica (menos de tres millones de habitantes), los cronistas se ponen de pie, se golpean el pecho a puñetazos (como Chita, la novia de Tarzán) y lanzan de su ronco abdomen: ¡Ganamos!¡Ganamos! ¿Cuándo estuvieron en la cancha?

 

Si en la asignatura de estabilidad financiera se colocan en negativos las calificaciones a México en materia de riesgo país, los más brillosos analistas acusan con lengua flamígera: Con esos populistas no se podía esperar otra cosa.

 

Cuando se nomina al secretario de Hacienda o al gobernador del Banco de México, ministro de Finanzas del año o director de banca central del año, a bote pronto los analistas proclaman: Nos están reconociendo como un gobierno responsable, cuidadoso de las variables fundamentales de la economía. ¿Por qué la conjugación en primera persona del plural para un caso y segunda persona del plural para otros?

 

Lo dicho, comendador, la derrota nace huérfana; a la victoria le sobran padres y padrinos.

 

Carlos Slim: Vamos a crecer bien y pronto

Viene a tema ese tipo de acomodos retóricos a la luz de las declaraciones de ayer del magnate Carlos Slim Helú quien, al referirse al momento económico mexicano afirmó: Vamos a crecer bien y pronto.

 

¿Vamos? ¿Cuántos? ¿Quiénes?, preguntas que nos recuerdan al ex presidente Carlos Menen cuando lanzaba a la rosa de los vientos su dictamen: La economía de Argentina va muy bien; la de los argentinos, no tanto.

 

Ese es el punto: Desde hace 30 años, a Slim y a otras 16 celebridades mexicanas inscritas en la lista Forbes les va muy bien y hasta requetebién. Si les hubiera ido mal, para nada aparecerían en aquella nómina.

 

En algunos aleccionadores mensajes políticos, el pensador tuxpeño don Jesús Reyes Heroles –cuando salía al paso de aquellos que negaban la Justicia Social alegando que no se puede repartir la riqueza sin antes crearla-, les espetaba: El potrero ha crecido y reverdecido y el caballo sigue igual de famélico.

 

(“Murió cuando ya se estaba acostumbrando a ayunar”, le agregaba el del humor negro.)

 

Lo que habría que preguntarle a don Carlos es si sus correligionarios cambiarán el sistema de hacer negocios para que podamos todos conjugar los resultados en plural y, a los conductores del Estado, si sólo fue broma aquello de que el Plan Nacional de Desarrollo, es el primero posneoliberal. Dudas existenciales, nomas.

*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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